Sunday, January 20, 2008

CARTA DES DE L'ANTÀRTIDA: Ushuaia, el Canal de Beagle i el Pas de Drake

En el seu blog, http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080118/53428191336.html, Miguel Ángel Otero Soliño ha escrit una carta des de l'Antàrtida parlant de tradicions marineres relatives al Pas de Drake i d'altres estrets i caps. Us recomano que guardeu la seva adreça a Favorits i la consulteu sovint, si us agraden la ciència, la biologia, la zoologia, la botànica, la navegació, la climatologia i l'aventura, no us en penedireu.
Aquest és el seu relat:

Tradiciones marineras
Miguel Ángel Otero Soliño 18/01/2008 - 09:54 horas


Es mi mayor deseo el que me acompañéis en esta aventura, esperando que a través del relato de mis vivencias os pueda acercar a los diferentes entresijos de lo que es una campaña antártica. Para empezar me presento, mi nombre es Miguel Ángel y un día hace dos años, tras finalizar la carrera de biología y ciencias ambientales y en plena búsqueda de empleo, me enteré de la posibilidad de acudir a la Antártida como tripulante del buque de investigación oceanográfica "Las Palmas".

Pese a que nunca había embarcado y no sabía si me adaptaría a la dura vida en la mar, me dije a mi mismo: ¡Adelante! Y por ello ahora estoy disfrutando de la que es mi segunda campaña Antártica. Os aseguro que mi primera reacción al ver el barco (algo que le pasa a la mayoría) fue asustarme. No me podía creer que con ese barco tan chico (41 m de eslora) pudiéramos cruzar todo el atlántico, sortear el famoso paso del Drake , para finalmente alcanzar las frías aguas antárticas.
Pero en contra de mis pronósticos, el barco me demostró que pese a ser el más pequeño de todos los que operan en la Antártida, era capaz de cumplir su misión con creces. Por todo ello, este año me siento más seguro y decidido a viajar al fin del mundo con él y así poder participar en la que será su XI campaña antártica.
Sé que os preguntareis cuál es nuestra función dentro del conglomerado antártico. Básicamente nuestra labor es la de apoyar logísticamente a las bases españolas. Somos los encargados de aportarles todo aquello que precisan: víveres, combustible, material científico etc. A la vez, somos una especie de taxi disponible 24 horas, que permite el traslado del personal científico a las bases, a la vez que les apoyamos en muchas de sus investigaciones. Somos los primeros en empezar la campaña y los últimos en terminarla.
Nuestra campaña tiene una duración de 6 meses y medio y este año se engloba dentro del cuarto Año Polar Internacional. España participa por primera vez en este importante evento, que traerá tanto al Polo Norte como al Sur a científicos de todas partes del mundo, con el fin de estudiar el estado actual de las regiones polares y cómo estas interaccionan con las del resto del planeta.
La Antártida, único territorio destinado en exclusiva a la ciencia, al tratarse de un espacio relativamente intacto y de gran fragilidad, sirve de plataforma para una gran cantidad de estudios sobre el cambio climático, así como investigaciones meteorológicas de otra índole.
Los geólogos y edafólogos también encuentran aquí un espacio óptimo para desarrollar sus investigaciones, ya que nos encontramos ante una región muy activa desde el punto de vista sísmico y vulcanológico. Tampoco faltan biólogos que estudian a su característica fauna y flora, o bien buscan comprender sus casi primigenios ecosistemas. Este blog tratará de todo un poco, tanto de la labor científica como de todos aquellos aspectos relativos a la vida en el barco y en las bases, pasando por la fauna y flora, así como de las múltiples curiosidades de este apasionante continente.
Ushuaia se autodefine como la ciudad más austral del planeta. La esplendida situación de esta "bahía de aguas tranquilas" (que es lo que significaba su nombre en la lengua de los antiguos Yamaná), hace que se haya convertido en la principal puerta de entrada al continente antártico, tanto para los buques de investigación como para los turísticos, y por lo tanto, una parada esencial en nuestra campaña.
A finales del siglo XIX, las autoridades argentinas decidieron establecer un presidio para los elementos más peligrosos del país; buscaban apartar de la sociedad a los más indeseables y, a la vez, establecer un asentamiento (ayudado en gran medida de la mano de obra de los presos) en la grande pero poco poblada Tierra de Fuego.
A día de hoy, Ushuaia es una ciudad eminentemente turística, que explota tanto su cercanía a la Antártida (los peluches de pingüinos son los souvenirs más reclamados en sus tiendas), como su excepcional y relativamente virgen naturaleza. Para la tripulación de "Las Palmas", el puerto de Ushuaia supone un paréntesis destinado al descanso. Generalmente la estancia del barco en los distintos puertos de la campaña suele ser de 3 o 4 días, aunque esta vez la parada se ha extendido a 7 días para que la dotación pasase en puerto las fiestas de Navidad. El barco, pese a todo, no paraliza su actividad y siempre hay trabajos que cumplir. Por un lado, están las labores clásicas de llegada a puerto: repostaje de combustible, llenado de los tanques de agua, reposición de los víveres etc. Y por otro lado, se realizan todas aquellas obras excepcionales que surjan.
No es extraño que por los duros avatares de la mar (especialmente en el paso del Drake) volvamos con algo roto. También se suben los tres contenedores (uno de ellos frigorífico) que contienen el material (víveres, repuestos…) a descargar una vez que lleguemos a las bases. La dotación, nos dividimos para realizar guardias de 24 horas, las cuales se encargan de vigilar la entrada de personal y está atenta y disponible a reaccionar ante cualquier incidencia.
También se encargan de la recepción de posibles visitas por parte de las autoridades locales o de miembros de buques amigos, así como ayudar en cualquier cuestión que les puedan surgir a los científicos que embarcaran con nosotros, e incluso en ocasiones hacemos de improvisados guías a curiosos que desean conocer el barco. Con todo, las paradas en puerto siempre terminan.
Así, el primer día del año y una vez embarcado todo el personal científico y el práctico, iniciamos la salida del muelle. Los científicos se agolpan para mirar la maniobra y, de hecho, nos suelen fotografiar y grabar en plena acción.
Orientados por el práctico, nos dirigimos rumbo al hermoso canal del Beagle (que recibe su nombre en homenaje al barco en el que Darwin revolucionó la ciencia promulgando su teoría de la selección de las especies). Pasadas unas horas entraremos en el temible Paso del Drake, pero eso será otra historia.
El pasaje del Drake (Cabo de Hornos), desde su descubrimiento, ha causado temor entre los navegantes, dado el grado de peligrosidad inherente que conlleva el atravesarlo. De ello da buena fe el incontable número de naufragios que han llenado de chatarra y de vidas humanas los fondos de esta región del planeta.

El cruzar el Paso del Drake y el Estrecho de Bering y así como doblar el Cabo de Buena Esperanza, eran logros que estaban mitificados dentro del mundo marinero. El hito de cada uno de ellos suponía la concesión del derecho a colocarse un pendiente. Aquellos que tuvieran agujereados tres veces las orejas, eran tratados con respeto y admiración por sus compañeros, concediéndoseles peculiares derechos. Por ejemplo, tenían el privilegio de no que quitarse el sombrero en presencia del rey, así como el poder escupir o orinar a barlovento (a favor del viento) y se les permitía beber bebidas espirituosas con un pie encima de la mesa, o con los dos, en el caso de que hubieran pisado territorio Antártico.
Actualmente, salvo los auténticos lobos de mar, la mayoría de las modernas dotaciones no suelen cumplir estas tradiciones. Tal vez por el hecho de disponer de barcos ultramodernos (con la última tecnología en radar, sonar, GPS etc.), se ha reducido mucho la incertidumbre y peligrosidad inherente a la hora de atravesar alguno de estos parajes.
Cuando acabe esta campaña habré cruzado el Drake 24 veces (repartido en 2 años). No por ello me considero un gran marinero, y jamás podré compararme a alguno de aquellos valientes que cruzaban a vela medio mundo, en travesías interminables y en unas condiciones lamentables de habitabilidad y salubrilidad. Ni siquiera estoy cerca de alcanzar la suela de los zapatos de algunos de mis compañeros, varios de los cuales ya alcanzan los 50 pasos del Drake y más de 20 años de marina a lo largo de los siete mares.
Quizás la única tradición que aún se mantiene con fuerza es, curiosamente, la más antihigiénica. Aún es frecuente que cuando se dobla el mítico Cabo de Hornos y se cambia de las aguas del Atlántico al Pacífico o viceversa, los tripulantes decidan salir a cubierta, orinando o escupiendo a barlovento, dándose un autohomenaje por la osadía que acaban de acometer...
http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080118/53428191336.html

1 comment:

Eulàlia said...

Hola Josep Maria!!

No saps la il.lusió que m'ha fet rebre el teu comentari, quants records!!!
Saps? Jo estic treballant en una escola que és una antiga casa, com l'antiga Artur Martorell i no la canviaria per res!
Aprofito per dir-te que demà 24 de Gener faig un concert a les Corts ( oi que vius allà? ) a les 20.30 al'auditori Pepita Sellés (carrer Entença, núm. 218).
Espero veure-t'hi!
Una abraçada,
Eulàlia