Monday, May 25, 2009

-29 2009 UN BELL MISSATGE D'EN JOSEP GRAUPERA

El meu amic, ex-alumne i germà, en Josep Graupera, m'ha enviat un bell, un meravellós missatge.
Aquí el teniu:


Estimat Josep Mª,
m'he permès adaptar els 4 últims capítols
de la preciosa novel.la IT d'Stephen King
inspirat pel gran regal que em vas fer al teu
Blog amb les fotos de la nostra vella escola.


"Marchándote...
Así que te vas y hay un impulso de mirar atrás,
de mirar atrás sólo una vez más
mientras se extingue el crepúsculo
para ver ese grave horizonte de Can Solei por última vez.
Los Edificios, la Palmera, la Pista.
Pero tal vez no sea buena idea mirar atrás;
así lo dicen todas las leyendas.
Mira lo que le pasó a la mujer de Lot.
Es mejor no mirar atrás.
Es mejor creer que habrá finales felices en todas partes.
Y bien puede ser así.
¿Quien puede decir que no existen los finales felices?
No todos los barcos que se pierden en la oscuridad
desaparecen sin hallar jamás el sol
o las manos de otro niño;
si algo enseña la vida, al fin de cuentas, enseña que ,
a fuerza de abundar los finales felices,
es preciso poner seriamente en duda la racionalidad
de quien no cree que Dios exista.
Te vas y te vas aprisa cuando el sol empieza descender,
piensa en este sueño.
Esto es lo que haces.
Y si te permites un último pensamiento,
tal vez piensas en fantasmas...,
en los fantasmas de unos niños deshinchando unas ruedas,
cogidos de la mano, jóvenes las caras, sí, pero recias,
tan recias que pueden dar vida
a las personas en las que se han de convertir,
tan recias que comprendan,
quizá que aquellas personas en las cuales se han de convertir deben,
necesariamente, dar vida a las personas que fueron,
antes de intentar la comprensión de la simple mortalidad.
El círculo se cierra, la rueda gira y a eso se reduce todo.
No hace falta mirar atrás para ver a esos niños;
una parte de tu mente los verá siempre,
vivirá con ellos para siempre,
amará con ellos para siempre.
No son, necesariamente, la mejor parte de ti,
pero alguna vez fueron el depósito
de todo lo que podías llegar a ser.
Os amo niños, cuanto os amo.
Por eso; aléjate pronto, aléjate pronto,
mientras la última luz se escurre,
echa tierra de por medio entre tú y Artur Martorell,
entre tú y los recuerdos, pero no entre tú y el deseo.
Eso queda: el reluciente camafeo
de todo lo que fuimos y creímos cuando niños,
de todo cuanto brillaba en nuestros ojos,
aun cuando estábamos perdidos
y el viento soplaba en la noche.
Echa tierra de por medio
y trata de mantener la sonrisa.
Pon algo de Rock & Roll en la radio
y ve hacia toda la vida que existe
con todo el valor que puedas reunir
y toda la fe que logras invocar.
Sé leal, sé valiente, aguanta.
Despierta de ese sueño
sin poder saber exactamente qué era.
No recuerda , en verdad nada,
salvo el simple hecho de haber soñado
que era niño otra vez.
Piensa que es bueno ser niño,
pero que también es bueno ser adulto
y poder analizar el misterio de la infancia...
sus creencias y sus deseos.
Algún día escribiré sobre todo esto, piensa,
y sabe que es sólo un pensamiento de amanecer,
un pensamiento posterior al sueño.
Pero es bonito pensarlo así por un rato,
en el límpido silencio de la mañana:
pensar que la infancia tiene
sus propios secretos dulces
y que confirma la mortalidad,
y que la mortalidad define todo el valor y el amor.
Pensar que lo que ha mirado adelante
también tiene que mirarlo atrás
y que cada vida hace su propia
limitación de la inmortalidad: una rueda.
Al menos, eso es lo que Josep Mª piensa a veces,
en esas horas tempranas de la mañana,
después de soñar,
cuando casi recuerda su escuela
y a los amigos con quienes la compartió..."


Mercès, Josep, my brother forever...

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